En la edición del año 2005 de la revista de la de la Feria Real de Monturque aparece un curiosísimo artículo, firmado por nuestro buen amigo Francisco Rosa Ruiz, en donde se describe de una manera muy detallada y pormenorizada cómo era esa Feria Real de nuestro pueblo en 1949; la cual, según palabras del propio autor, marcó una línea divisoria en la celebración de esta festividad, de tal manera que puede hablarse de un antes –entendemos que desde el tiempo, al menos, que puede alcanzar su memoria– y un después de la fecha indicada (1). Dicho artículo nos ha dado pie para hacer algunas investigaciones acerca del origen de este importante acontecimiento popular; y aunque la información recabada, debemos adelantar, no ha sido todo lo fructífera de lo deseado, consideramos que no por ello deja de ser interesante, y por eso intentaremos exponerla lo mejor posible en estas líneas que siguen.

La referencia más antigua sobre el origen de la Feria Real de Monturque la encontramos en el acta de la reunión extraordinaria celebrada por la Corporación municipal el día 27 de septiembre de 1889, en la que «El Sr. D. Rafael de Lara y Jiménez [alcalde-presidente] presentó una factura expedida por D. Juan Tardá vecino de Málaga importante sesenta Pesetas de varios farolillos de colores escudos y gallardetes adquiridos para la velada en honor de la Virgen de la Aurora» (2). Dos pagos más relacionados con la misma se efectuaron en el mes de octubre, uno de 16 pesetas por la confección de «un transparente con el escudo de armas de este Ayuntamiento», y otro de 18 pesetas como gratificación que se concedió a los dependientes Pablo Porcel Fernández y Elías López García, que «… habían prestado trabajos extraordinarios en las tres noches de velada en honor de la Virgen de la Aurora con motivo de estar encargados del cuidado del alumbrado a la veneciana» (3). Igualmente, a primeros de noviembre se abonaron 31 pesetas con 87 céntimos al regidor Felipe Arjona Saunet por diversos «… gastos ocurridos en la velada…» (4).

Todos estos pagos se acordó realizarlos, según se menciona, con cargo al «Capítulo de Imprevistos», debido a no haber consignación específica para ellos en el presupuesto municipal de ese ejercicio económico; lo que nos induce a pensar que aún no estaba contemplada la organización de esta velada en la fecha que se aprobó dicho expediente financiero, a principios de marzo del año indicado (5). De hecho, en el artículo 3.º del capítulo 9.º de gastos, con la denominación de «Funciones religiosas y festejos públicos», tan sólo se recoge una consignación inicial de 249 pesetas, con las que el Cabildo debía sufragar las funciones en honor de San José, patrón de la villa, y del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, la cera de mano que consumieran sus representantes en las de la Candelaria, Jueves Santo, Corpus Christi, Virgen del Rosario y Domingo de Ramos, así como las palmas que portaran en este último día (6).

Por el contrario, en el presupuesto del ejercicio siguiente figura en el mismo concepto la cantidad de 600 pesetas, de las que 401 estaban destinadas «… para dar mayor esplendor y fomentar en lo posible el desarrollo de la feria…», y que se distribuían, según la relación presentada por el diputado municipal de fiestas Manuel Saravia Luque, de la siguiente manera: 102 pesetas y 25 céntimos por el importe de la madera para la formación de arcos revestidos de follaje; 10 pesetas por los jornales de carpintería necesarios para su establecimiento; 45 pesetas del valor de diez docenas de farolillos de colores, cinco de los largos y cinco de bomba; 21 pesetas de otras cuatro docenas de farolillos de bomba para las arañas en el centro de los árboles; 5 pesetas por un rollo de alambre para sostener los faroles; 50 pesetas del valor de veinticinco libras de cera para el alumbrado; 50 pesetas de la gratificación al director de la banda de música; 10 pesetas por ocho jornales de hombre para el cuidado del alumbrado; 20 pesetas de anuncios para dar mayor publicidad a los festejos; 13 pesetas y 75 céntimos por tres docenas de gallardetes; y 74 pesetas para los gastos imprevistos que pudieran ocurrir (7).

Debemos señalar, por lo tanto, a 1889 como el año que acoge la primera Feria Real de nuestro pueblo, si bien, no descartamos la posibilidad de que para entonces ya se viniera organizando, con un carácter meramente económico y social, algún tipo de concentración ganadera, tal como ocurría en otros lugares de la comarca, y que la misma sirviera en realidad como vínculo para la institución oficial de referida feria, de la que constituiría una de sus principales y más populares actividades. Sin embargo, resulta extraño que las actas capitulares no recojan expresamente el acuerdo de la puesta en marcha de tan importante iniciativa; y más todavía que esta lo sea en honor de la Virgen de la Aurora, cuando lo cierto es que no nos consta la existencia en la localidad de ninguna tradición donde se venerase esta advocación mariana, ni tan siquiera la presencia de alguna imagen de Ella, pues la que actualmente existe parece ser de la tercera década del pasado siglo (8).

Por otra parte, y respecto a las fechas de su celebración, las anotaciones ya comentadas de 1889 tan sólo ponen de manifiesto que duró tres noches y que lo fue antes de finales de octubre, cuando se realizó el referido pago a los dos hombres encargados del alumbrado extraordinario «a la veneciana» que se había instalado, muy posiblemente, en la plaza del ayuntamiento, lugar que se había remozado algunos meses antes con la plantación de 19 árboles (9). Un período algo más preciso se nos revela al año siguiente, en concreto, entre el 21 de septiembre, fecha en que el Cabildo nombró al ya mencionado regidor Felipe Arjona responsable de la organización de la velada, y el 26 de octubre, en que este presenta y se aprueba la relación de gastos originados en ella (10). No será hasta 1892 cuando por primera vez conozcamos, gracias a la anotación en el libro correspondiente del pago a cuenta para el sufragio del coste de la feria, los días exactos que tuvo lugar: el 9, 10 y 11 de octubre, domingo, lunes y martes, respectivamente (11). Idénticos días de la semana y en el mismo orden se vuelven a repetir en las celebraciones de 1893: el 8, 9 y 10 de octubre; y 1894: el 14, 15 y 16 del mismo mes; lo que nos señala al segundo domingo de octubre como la fecha habitual de su inicio (12).

Un libramiento de fondos municipales del último año indicado  –no se conservan los de los siete inmediatos anteriores– contiene un detallado desglose de los diferentes conceptos en que se invirtieron exactamente las 400 pesetas que se destinaron para la atención de la feria, a saber: adquisición de nuevos farolillos y arreglo de otros; jornales para la adecuación del recinto y encalo de las fachadas del edificio del pósito y del ayuntamiento (lo que confirmaría a la plaza donde estaban ubicados ambos como el lugar de su instalación); compra de cera, vino y aguardiente; así como gratificaciones para la banda de música y para los encargados del alumbrado extraordinario (13). Para entonces, el evento festivo debió haber alcanzado un cierto auge, si nos atenemos a las manifestaciones efectuadas por las autoridades locales y recogidas en una reunión del máximo órgano municipal, en donde, en relación con un estudio comparativo de los presupuestos de los últimos cinco ejercicios económicos, se dice «… que se observa algún aumento en lo que es en el artículo 3.º del capítulo 9.º para funciones, y festejos, y esto obedece a la creación de una feria, que desde el año 1889 a 1890 va en creciente desarrollo, y soporta el gasto, que se hace positivos beneficios a la localidad» (14).

A este esplendor debió asimismo contribuir, en gran medida, la entrada en funcionamiento de una pequeña plaza de toros construida en el paraje conocido como Madre de Dios, extramuros de la población y colindante con las traseras de las primeras viviendas de la actual calle de Moriles; la cual, suponemos, acogería algún tipo de festival taurino durante los días que durasen los festejos. La edificación de este coso parece que fue iniciativa de alguna asociación o grupo privado que existía en la villa o que se fundó para este fin, y que presidía el propio alcalde Rafael de Lara y Jiménez; y aunque no nos consta la fecha exacta de su inauguración, creemos que debió ser en 1894, de acuerdo con el plazo fijado en el pliego para la contratación de las obras de la plaza, que se iniciaron justo el año anterior (15).

Sitio del paraje Madre de Dios donde se ubicaba la primitiva plaza de toros, construida en 1894

También en 1896 la ya consolidada verbena comenzó el segundo domingo de octubre, día 11, prolongándose durante los dos siguientes (16). Pero un hecho de especial trascendencia para el futuro tendría lugar en 1897: tan sólo ocho aniversarios después de su inicio la feria se trasladaría de forma definitiva a los días 28, 29 y 30 de agosto, época, precisamente, en que continúa celebrándose en la actualidad, aunque con las leves variaciones que se producen en función de las circunstancias de cada año (17); sin embargo, la ausencia de las actas capitulares desde marzo de 1892 a junio de 1897 nos impide conocer cuándo se tomó esa decisión y las causas que la propiciaron, las cuales bien pudieron obedecer a motivos laborales –el nuevo período coincidía con el recién terminado de la prolongada recolección de las mieses, con lo que ello suponía de alivio para la mayoría de las débiles economías familiares– o a meras cuestiones climatológicas –más favorables, a priori, para este tipo de acontecimientos a finales de agosto que a medidos de octubre–.

No parece que en los últimos años del siglo ni en los primeros del XX el evento ferial monturqueño experimentara significativas variaciones en su contenido, si nos atenemos a las similares cantidades invertidas a lo largo de los mismos; si acaso, resaltar la incorporación desde 1904 de los característicos fuegos artificiales, los cuales comenzaron a ser utilizados realmente en la segunda noche y no en la tercera y última como cabría pensar (18). Así, encontramos como acto principal, durante los tres días de su duración, la organización de bailes, más o menos populares, para los que se contrataban los servicios de una banda de música de alguna localidad vecina –no existía banda municipal propia–; estos bailes tenían lugar en el paseo del ayuntamiento, previamente acondicionado y adornado acorde para esta celebración, y normalmente en horario nocturno, para lo cual se disponía un alumbrado extraordinario con lámparas de gas, pues aún no había llegado la luz eléctrica al pueblo. En el transcurso de la feria y sin el carácter de acto oficial de ella, pues no estaba organizado por el Consistorio, también tendría lugar el esperado espectáculo taurino en la recién construida plaza privada de toros. Por el contrario, nada nos hace pensar en el desarrollo de algún tipo de concurso o competición deportiva o de otra índole; si bien, como ya decíamos anteriormente, no descartamos la existencia de alguna concentración ganadera. Tampoco tenemos constancia de la presencia de casetas, puestos o tenderetes para la venta de diversos productos; y en caso de que estos existieran, el Ayuntamiento no cobraba ninguna tasa ni impuesto por su instalación, pues los registros contables de entonces no lo reflejan.

En el aspecto religioso, debe destacarse la solemne función en honor de la Virgen y la posterior procesión de la misma por las calles de la población que se celebraba el primer día, costeada por el propio Ayuntamiento, y que contaba con la asistencia de una amplia representación de sus miembros y de la propia banda de música que se había contratado para animar el resto de las actividades programadas (19). Insistimos, según los datos de que disponemos, en la inexistencia de imagen mariana alguna de la Aurora; y todo nos hace pensar en que las alusiones a la misma se refieren realmente a la advocación del Rosario, de la que sí existía una antigua presencia iconográfica en la villa, que se renovó en 1911 con la adquisición de una nueva talla de esta Virgen. De hecho, el párroco de la localidad en aquella época, a propósito de las fiestas que anualmente se oficiaban en la parroquia, menciona expresamente la que tenía lugar «… el 28 de Agosto a la Virgen del Rosario» (20).

Tampoco la segunda década del nuevo siglo trajo consigo importantes cambios en el desarrollo de nuestra Feria Real. De entre esos pocos acontecimientos dignos de mención, nos llama la atención el que tuvo lugar en 1914, con un marcado carácter social, consistente en el repartimiento de 165 kg. de pan entre los pobres de la localidad, que costaron 58 pesetas con 75 céntimos; hecho que, aunque volvería a repetirse al año siguiente, no lo sería otra vez hasta 1920, para desgracia de aquellas familias más humildes y necesitadas (21). Pero, sin duda, la principal novedad vendría producida por la expectante llegada de la energía eléctrica a Monturque, ocurrida también en el primero de los años citados; la obligada adaptación a la nueva coyuntura supondría en lo sucesivo un considerable aumento de las cantidades destinadas al sufragio de las fiestas, pues además de tener que afrontar el gasto correspondiente al suministro del fluido eléctrico, fue necesaria la adquisición de bombillas y otros materiales adecuados para la confección y el mantenimiento de un sencillo alumbrado extraordinario que luciría con esplendor durante las tres noches de velada (22).

Al incremento presupuestario aludido también contribuyeron sobremanera los mayores honorarios cobrados por la banda de música, para la cual se instalaba una especie de tablado o escenario en la plaza del ayuntamiento, junto a la puerta del edificio consistorial, cuando la misma tocaba en ese lugar (23). A propósito de referida orquesta, en 1920 se menciona por primera vez la procedencia de la que actuó en esa ocasión: la vecina localidad de Cabra (24). En esta misma fecha encontramos un acuerdo del Cabildo municipal donde se decide «… que el real de la feria como sitio destinado para el ganado en el actual año se establezca en el sitio desde la fábrica de los señores Rueda Hermanos y Compañía hasta el Calvario», lo que viene a confirmar que la referida concentración ganadera ya se venía celebrando anteriormente, si bien parece ser que lo era en otro lugar distinto del ahora indicado, muy posiblemente más cercano al núcleo urbano de la población (25). Para entonces ya se habían incorporado al repertorio otras atracciones, como la colocación de «globos sorpresa» y el lanzamiento de «fuegos japoneses»; al igual que otras lo serían en las ediciones que siguieron (26).También existe constancia de que en ese año 1920 se imprimieron unos carteles anunciadores del programa de festejos, que fueron confeccionados por la imprenta Vda. de Antonio Hermoso de la ciudad de Estepa; y de los cuales se enviaron varios ejemplares a otros pueblos para su divulgación, no habiendo sido posible encontrar ninguno de ellos (27).

Cartel Anunciador de la Feria Real del año 1924Por el contrario, y afortunadamente, sí ha llegado hasta nosotros el programa ferial de 1924, el primero del que se conserva alguna copia en el Archivo Municipal (28). En realidad, se trata de un cartel en formato vertical, con un tamaño de 43 x 30 cm., impreso en esta ocasión por la imprenta Puritana de M. Blanco de Andújar, y que bajo el encabezamiento de «GRAN FERIA DE GANADOS Y FESTEJOS EN MONTURQUE (Córdoba) durante los días 28, 29 y 30 de Agosto de 1924» nos presenta un, relativamente, variado programa de actividades: diana por la banda, reparto de pan a los pobres, función religiosa, carreras en sacos y procesión en el primer día; diana, concierto por la banda en el Real, carreras de cintas y fuegos artificiales durante el segundo; y con una nueva diana, un festival infantil y premios a la honradez, a la virtud y al trabajo, concierto por la banda y una magnífica traca en la tercera y última jornada. Igualmente, se añade que durante los tres días habría cucañas y otras distracciones, teatro, cine y variedades, grandes iluminaciones, así como «bailes de Sociedad en la caseta del Sindicato»; resaltándose que todos los impuestos serían dispensados a los feriantes. Por último se inserta una nota en la que «Se hace saber al público en general que, merced al esfuerzo de la Comisión organizadora, estará preparado el Real de la Feria en tales condiciones, que éste nada deje que desear: Abundancia de pastos, buenos abrevaderos, comodidad para los negociantes, amplias instalaciones.- Promete ser enorme la afluencia de ganaderos». El cartel aparece rubricado con los nombres del presidente de la Junta de Festejos, Antonio Saravia; el secretario, Pablo Aguilar; y el alcalde, Hugo Benítez. El presupuesto municipal para ese ejercicio económico destinó 1.700 pesetas para cubrir los gastos que se originasen con motivo de la celebración de referidos actos, cantidad que realmente se empleó en su totalidad para ese fin (29).

Como puede comprobarse, un programa de festejos, a grandes rasgos y salvando las distancias, no muy distinto de los que vivieron y disfrutaron nuestros mayores, dentro de lo posible, allá por los años cuarenta del pasado siglo, y que tan bien se nos describe en el artículo al que hacíamos mención al comienzo del presente trabajo.

¡Que no falte la Feria!

NOTAS:

(1)  ROSA RUIZ, Francisco: «Feria de otro tiempo», en Revista de la Feria Real de Monturque de 2005, páginas 38-44.

(2)  ARCHIVO MUNICIPAL DE MONTURQUE (A.M.M.), Libros de actas del Pleno (01/07/1886 – 22/02/1891), actas capitulares de 1889-90, sesión extraordinaria del 27 de septiembre de 1889, folio 8r., caja 27, expediente 6.

(3)  Ídem, Ídem, Ídem, sesiones ordinarias del 6 y del 27 de octubre de 1889, folios 9v. y 10r., respectivamente, caja 27, expediente 6.

(4)  Ídem, Ídem, Ídem, sesión ordinaria del 3 de noviembre de 1889, folio 10v., caja 27, expediente 6.

(5)  Ídem, Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1879 – 1895), carpeta del presupuesto municipal ordinario de ingresos y gastos para el año económico de 1889 a 1890, folios 35r.-37r. sin numerar, caja 153, expediente 12.

(6)  Ibídem, folio 3v. sin numerar y folios 24r.-25r. sin numerar.

(7)  A.M.M., Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1879 – 1895), carpeta del presupuesto municipal ordinario de ingresos y gastos para el año económico de 1890 a 1891, folio 3v. sin numerar y folios 22r.-24r. sin numerar, caja 153, expediente 13; así, en el folio 30r. del mismo presupuesto, donde se explican las causas que originan las diferencias entre este y el del ejercicio anterior, se dice que la existente en más en el artículo 3.º del capítulo 9.º se produce «Por haberse consignado para atender al fomento de la Feria que este año se ha de celebrar, previa la correspondiente autorización».

(8)  Sobre la datación de la talla de la Aurora, véase A[ROCA] L[LARA], Á[ngel], «Retablos dieciochescos en San Mateo», en Los Pueblos de Córdoba, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba, 1993, volumen 3, página 1073. Confirmarían también esa misma datación algunos inventarios parroquiales de principios del siglo XX en los que aún no se cita referida imagen; en ARCHIVO PARROQUIAL DE MONTURQUE (A.P.M.), Descripción de las dos Iglesias y relación e inventario de cuantos objetos, ornamentos y demás utensilios que existen en las mismas. Año de 1914; Ropas, Alhajas, Efigies, Muebles y demás efectos pertenecientes a la Iglesia Parroquial y Ermita del Santo Cristo de la Vera-Cruz de la Villa de Monturque. Año de 1922; e Inventario de los ornamentos, alhajas y demás enseres pertenecientes a la misma, y de los Libros sacramentales, expedientes y otros documentos que se custodian en su Archivo, hecho el día 20 de Marzo de 1927.

(9)  A.M.M., Libros de actas del Pleno (01/07/1886 – 22/02/1891), actas capitulares de 1888-89, sesión ordinaria del 20 de enero de 1889, folio 20r., caja 27, expediente 6.

(10)  Ídem, Ídem, actas capitulares de 1889-90, sesiones ordinarias del 21 de septiembre y del 26 de octubre de 1889, folios 7r.-7v. sin numerar y folio 9v. sin numerar, respectivamente, caja 27, expediente 6. Los gastos totales fueron de 401 pesetas, justo la cantidad que se había presupuestado, según ya reseñamos anteriormente.

(11)  Ídem, Libros Diarios de ingresos y gastos (01/07/1891 – 30/06/1898), diario de gastos de los años económicos de 1891-1892 y de 1892-1893, anotación del 26 de septiembre de 1892, folio 47v., caja 185, expediente 1.

(12)  Ídem, Ídem, diario de gastos de los años económicos de 1893-1894 y de 1894-1895, anotaciones del 25 de septiembre de 1893 y del 1 de octubre de 1894, folios 6v. y 39v., respectivamente, caja 185, expediente 2.

(13)  Ídem, Libramientos (09/07/1894 – 30/11/1895), libramiento de fondos municipales número 21 del 1 de octubre de 1894, relación adjunta, caja 478, expediente 1. El libramiento está expedido a favor del diputado municipal de festejos, Felipe Arjona Saunet, concejal encargado de realizar los pagos que se originasen con motivo de la organización de los mismos, y obligado a presentar con posterioridad los justificantes correspondientes, los cuales quedaban unidos al documento contable; se trata, por lo tanto, de una forma de «pago a justificar» que todavía se contempla en la legislación vigente, y que encontraremos como usual para los gastos de feria a lo largo del período que abarca el presente trabajo.

(14)  Ídem, Borradores de actas del Pleno (18/02/1894 – 14/10/1894), sesión del 14 de marzo, folio 6v. sin numerar, caja 32, expediente 6.

(15)  Ídem, Documentos relativos a las obras en la plaza de toros (01/01/1893 – 31/12/1893), caja 334, expediente 1.

(16)  Ídem, Libramientos (03/07/1896 – 31/08/1897), libramiento de fondos municipales número 28 del 7 de diciembre de 1896, caja 478, expediente 3. Obsérvese como en esta ocasión, al contrario que en 1894, el libramiento se efectuó con posterioridad a la celebración de los festejos; hecho no habitual, pero que también se produciría en algún que otro año más.

(17)  Ídem, Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1896 – 1910), carpeta del presupuesto municipal ordinario de ingresos y gastos para el año económico de 1896 a 1897, folios 18r. sin numerar, caja 154, expediente 2. Como queda comentado, desde 1897 la feria ha venido siempre desarrollándose dentro de la última semana de agosto, con excepción de los fatídicos años de nuestra contienda civil, durante los cuales no se celebró, y de 1980 y 1981, que lo fue a mediados del mismo mes.

(18)  Véase A.M.M., Cuentas de las cantidades gastadas en la feria durante el período indicado (01/01/1889 – 31/12/1904), año de 1904, folio 11r. sin numerar, caja 334, expediente 5; y Libramientos (01/01/1907 – 31/12/1907), libramiento de fondos municipales número 82 del 31 de agosto, caja 479, expediente 1.

(19)  Ídem, Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1896 – 1910), carpeta del presupuesto municipal ordinario de ingresos y gastos para el año de 1904, folios 16r.-16v. sin numerar, caja 154, expediente 9.

(20)  A.P.M., Descripción de las dos Iglesias…, contestaciones a las preguntas séptima y veintiuna relacionadas con la iglesia de San Mateo, folios 11v. sin numerar y 16r. sin numerar, respectivamente.

(21)  A.M.M., Libramientos (01/01/1914 – 31/12/1914), libramiento de fondos municipales número 65 del 19 de agosto, recibo adjunto número 2, caja 480, expediente 2. Como curiosidad diremos que el jornal de un bracero en nuestro pueblo se situaba por aquel entonces alrededor de 2,75 pesetas; véase A.M.M., Libros de actas del Pleno (01/01/1921 – 07/04/1924), sesión ordinaria del 20 de febrero de 1921, folio 6v., caja 29, expediente 1.

(22)  Así, puede comprobarse como las consignaciones presupuestarias para las ferias de 1917 y 1918 llegaron a alcanzar la cifra de 1.029,50 pesetas, prácticamente el triple de lo reflejado en los años inmediatos anteriores; en A.M.M., Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1911 – 1917), carpeta del presupuesto municipal ordinario de gastos e ingresos para el ejercicio económico de 1917, folios 81r.-82v. sin numerar, caja 155, expediente 8; y Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1918 – 1925), carpeta del presupuesto municipal ordinario de gastos e ingresos para el ejercicio económico de 1918, folios 80r.-81v. sin numerar, caja 156, expediente 1. Sobre la llegada de la energía eléctrica a Monturque, véase A.M.M., Libros de actas del Pleno (03/01/1909 – 29/06/1916), actas capitulares de 1914, sesión ordinaria del 22 de marzo, folios 14r.-14v. sin numerar, caja 28, expediente 3.

(23)  A.M.M., Libramientos (01/01/1915 – 31/12/1915), libramiento de fondos municipales número 71 del 23 de agosto, documento adjunto, caja 481, expediente 1.

(24)  Ídem, Libramientos (26/04/1920 – 31/03/1921), libramiento de fondos municipales número 63 del 16 de agosto de 1920, recibo adjunto número 7, caja 483, expediente 2.

(25)  Ídem, Libros de actas del Pleno (04/01/1920 – 26/12/1920), sesión ordinaria del 15 de agosto, folio 32r. sin numerar, caja 28, expediente 5. Los límites fijados en el acuerdo suponían la utilización de unos 200 metros de la actual carretera N-331, desde la fábrica aceitera hasta la curva que dicha vía toma a la altura del cerro aún conocido como El Calvario.

(26)  Ídem, Libramientos (01/01/1919 – 31/03/1920), libramiento de fondos municipales número 32 del 16 de agosto de 1919, factura adjunta número 1, caja 483, expediente 1.

(27)  Ídem, Libramientos (26/04/1920 – 31/03/1921), libramiento de fondos municipales número 63 del 16 de agosto de 1920, factura adjunta número 12 y recibo adjunto número 16, caja 483, expediente 2.

(28)  Ídem, Programas de Feria, cartel de la feria de 1924, expediente sin clasificar.

(29)  Ídem, Presupuestos ordinarios y extraordinarios (1918 – 1925), carpeta del presupuesto municipal ordinario de ingresos y gastos para el año de 1924 a 1925, folios 100r.-100v. sin numerar, caja 156, expediente 7; y Libramientos (30/07/1924 – 30/06/1925), relación número 8, libramiento de fondos municipales número 39 del 31 de agosto de 1924, caja 486, expediente 1.